En esta ocasión nuestro viaje se detendrá en tierras riojanas, en el importante San Millán de la Cogolla, un lugar de gran significación cultural y declarado Patrimonio de la Humanidad. El municipio tomó su nombre del famoso santo Millán, un ermitaño que vivió entre los siglos V y VI en aquel lugar. La importancia principal de este sitio viene determinada por el propio santo y los dos monasterios que tiene, así como por albergar las famosas glosas emilianenses.
De hecho San Millán fue el primer patrón de España, antes que Santiago, pues cuando muere Millán, se escribe a través de sus discípulos la vida del santo, época, en la que el entonces rey Leovigildo está a punto de conseguir la unidad política de las tierras peninsulares. En el concilio de Toledo se inicia el calendario de los santos propios de la liturgia hispana y como era el primer santo propio, fue aclamado como padre o patrón de Castilla y Navarra.
Son dos los monasterios, el de Suso (del latín sursum que significa “arriba”), por encontrarse en la parte de arriba de la ladera de la montaña, y el de Yuso (el de abajo) por estar en zona baja del valle.
El de Suso surgió de las cuevas que habitaron San Millán y otros eremitas discípulos de él. Posteriormente las ampliaciones que sucedieron hasta el siglo XII convirtieron aquellas cuevas en cenobio y monasterio. De hecho visitándolo se pueden observar los diferentes estilos arquitectónicos durante su historia: visigótico, mozárabe y románico. Es un lugar que genera al viajero sensaciones distintas y más profundas que las que se sienten en otros templos. El monasterio de Yuso surgió como lugar para albergar los restos de San Millán, hacia el siglo XI. Monasterio románico en origen pero que tras siglos de existencia combina otros estilos como renacentista o barroco.
La singularidad más sobresaliente de este lugar es que aquí se escribieron las primeras palabras que se han encontrado en lengua castellana. En el siglo XI alguno de los monjes en sus trabajos con textos
latinos (que era la lengua culta en la que se escribía, pero que el pueblo se comunicaba en latín vulgar, que luego será el castellano), en los que requería una mayor comprensión para sus lecturas, anotó junto a la palabra latina que aparecía en el libro, una anotación aclaratoria en castellano que tradujera la latina para que se le hiciera más comprensible el texto. Pero el hecho es aún más curioso, pues en ese mismo códice aparecen también las primeras palabras encontradas escritas en euskera.
No nos podemos olvidar que este lugar es cuna también de Gonzalo de Berceo, lo que nos da una idea clara de la vinculación histórica que la lengua castellana tuvo con este valle de San Millán; y cuya visita es imprescindible para ampliar la mirada del viajero.