Tantos caminos, patrimonio y manifestaciones humanas existen en Castilla y León, que el Canal trasciende históricamente su carácter de obra de ingeniería, sentido y objeto para lo que fue creado, siendo hoy un lugar que brinda también la combinación de paisaje, naturaleza y ecosistema, arquitectura, arte y cultura, en plena meseta castellana.
En el siglo XVIII la idea de modernizar el país y comunicar la meseta con el puerto de Santander mediante una serie de canales navegables, para transportar mediante barcazas principalmente los cereales aquí producidos, suponía un avance considerable respecto al medio tan ineficaz, costoso y precario que se llevaba a cabo mediante animales y carretas, sin apenas caminos en condiciones para ello en el país. De hecho en algunos países de Europa ya existían
canales para el transporte, por lo que se quiso trasladar aquí este tipo de avances. El canal de Castilla se empezó a construir en 1753 tardando casi 100 años terminar su construcción total.
El Canal transcurre principalmente por las provincias de Palencia y Valladolid, y un poco por la de Burgos. Tiene forma de “Y” invertida, con un total de 207 km de longitud y entre 11 y 22 metros de ancho dependiendo del tramo. Comienza en Alar del Rey y termina con el ramal del sur en la ciudad de Valladolid y con el ramal de campos en Medina de Rioseco. Se nutre en su mayoría de las aguas del río Pisuerga y del Carrión.
Lo más espectacular y emblemático del Canal son sin duda sus esclusas, (49 en total) necesarias para salvar los desniveles del terreno y por tanto poder navegar. Una de las mejores y más bonitas es la que está en Frómista, todo un alarde de ingeniería y estética artística. Los puentes, dársenas, almacenes y edificios numerosos en sus orillas que se originaron con la actividad comercial del Canal, nos dan una idea de su historia; como los molinos harineros que surgieron, algunos de enorme tamaño y producción, como el que está junto a la dársena de
Medina de Rioseco, muy recomendable visitar, al igual que el propio municipio.
Podemos caminar por las orillas del canal mediante los llamados caminos de sirga y que se utilizaron como veredas para que las caballerías transitaran por ellos en el arrastre que hacían de las barcazas mediante las cuerdas que les unían, sirviendo así de fuerza motriz.
No hay que perderse los recorridos que podemos hacer en barco por el canal, hoy habilitado en algunos tramos para el turismo, tanto en Medina de Rioseco como en Herrera de Pisuerga, e incluso pasar por alguna esclusa y acueducto. Es una sensación extraña y peculiar, pero muy bonita y gratificante navegar en barco por un mar de trigales y cielos abiertos en plena planicie castellana de tierra de campos.
El Canal es una construcción insólita y este viaje una maravilla que deleitará la mirada del viajero.